miércoles, 14 de noviembre de 2007

FÓRUM

Que no se me critique
por intentar escribir
los versos del desierto
refugiado en el clima estéril
de la plaza comercial.
Si huí del sol fue porque me odiaba.
Si quería escribir la arena
que hacía arder los pies de Elías
tomando un café frente a las vitrinas,
que nadie me juzgue.
Era temprano y todos callaban al ver
algunos libros bajo mi brazo.
Pero cuando bosquejaba el aire violento
que golpeó el rostro iracundo de Isaías,
los coloridos trajes de los empleados
me convencieron de comprar algún placebo hermoso.
Que se me entienda por un momento:
la religión se mudó a los cines
con la variable actuación del Nazareno.
Yo quise andar el camino que va
de Galilea a Jerusalén
pero llegué a la Plaza
y escuché cómo un responso invitaba
a comprar en las rebajas de enero.

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